Y la respuesta: San Petersburgo
San Petersburgo, actualmente la segunda ciudad más grande de Rusia, fue fundada en 1703 por Pedro el Grande. Al estallar la Primera Guerra Mundial, la ciudad pasó a llamarse Petrogrado, y más tarde se rebautizó en honor a Vladimir Lenin. Tras pasar por Petrogrado y Leningrado durante varias décadas, el nombre de la ciudad volvió a ser San Petersburgo tras la caída de la Unión Soviética.
Apenas 10 años después de su fundación, San Petersburgo se convirtió en la nueva capital de Rusia en 1712. Aparte de un breve paréntesis de cuatro años, la ciudad seguiría siendo la capital del país durante los siguientes 200 años. No fue hasta la Revolución de 1917, cuando el país empezó a desvincularse de su historia imperial, que Moscú recuperó su título de capital de Rusia.
San Petersburgo era un pantano inhóspito. Para conectar Rusia con el resto de Europa, el zar Pedro I ordenó el reclutamiento anual de 40,000 siervos para construir la ciudad desde cero. Hoy en día, más de 300 puentes atraviesan el pasado pantano.
Aunque Moscú sigue siendo la capital de Rusia, los más de 8,000 monumentos de San Petersburgo la convierten en el centro cultural del país. Uno de los lugares más notables para explorar en San Petersburgo es el Museo Estatal del Hermitage, que alberga más de 3 millones de piezas de arte y artefactos culturales. Con unas 400 salas repartidas en 3 plantas de 5 edificios interconectados, el museo por sí solo podría llevar meses para verlo bien.