La cantante de pop española, conocida por su reinvención del flamenco, ha fusionado nuevos sonidos del mundo latino y más allá en su último álbum, “Motomami”
Rosalía, el fenómeno del pop experimental español con fama de reinventarse a gran velocidad, a menudo se encuentra resolviendo intrincados problemas musicales de su propia cosecha. ¿Cómo puede, por ejemplo, mezclar el reggaeton con el jazz? ¿O el flamenco con el Auto-Tune?
¿Cómo podría meter una batería digital programada por Tayhana, un productor argentino de Ciudad de México, en una canción de antorcha que se asemeja a “Wuthering Heights” de Kate Bush? ¿O deformar una balada tradicional cubana conocida como bolero utilizando un oscuro sample de Soulja Boy?
A estas alturas, con tres discos completos en una carrera construida sobre este tipo de colisiones culturales, está acostumbrada a que sus colaboradores la miren con cierta confusión.
Pero Rosalía, de 29 años, no es de las que se dejan llevar por una creatividad sin límites, confiando en que algo nuevo se revelará. En cambio, tiende a trabajar a partir de ensoñaciones concretas, imaginando en detalle un producto acabado que combine tantas de sus piedras de toque artísticas como sea posible, sin dejar de sentirse fiel a sí misma y lo suficientemente original como para trascender el mero homenaje.
“Mientras lo hagas con respeto -y con amor- creo que siempre tiene sentido”, añadió.