Las medidas de salud pública para detener la propagación del Covid-19 tuvieron la consecuencia involuntaria de prevenir alrededor de 720,000 infecciones por el virus del dengue en toda América Latina y el sudeste asiático en 2020.

Más de 5 millones de personas se infectaron con el dengue -también conocido como “fiebre de los huesos rotos” por sus fuertes dolores articulares y musculares- en todo el mundo en 2019.

Al inicio de la pandemia, los investigadores de enfermedades infecciosas temieron un desastre, ya que los recursos se desviaron a Covid-19. Se interrumpieron medidas como la fumigación contra los mosquitos. Los investigadores creen que las graves interrupciones en el movimiento de las personas fueron responsables de la disminución del dengue.

El cierre de las escuelas fue clave porque los mosquitos Aedes aegypti que propagan el dengue se alimentan durante el día, y se alimentan en la escuela o en los lugares de trabajo.

El dengue también puede haber disminuido durante los decretos de permanencia en el hogar porque las personas infectadas no salían donde los mosquitos nuevos podían picarles y luego transmitir el virus a otras personas.