La selección masculina de fútbol de Estados Unidos quedó a poco de clasificar al Mundial. Todavía hay un último viaje que hacer, un último partido que jugar.
Ésa fue la mayor noticia que se desprende de la victoria de Estados Unidos por 5-1 sobre Panamá el domingo por la noche en Orlando, Florida. Más grande que los cuatro goles que marcaron en la primera parte contra los abrumados panameños. Más grande que el triplete de Christian Pulisic, más grande que el relleno que han añadido a su diferencia de goles que ha hecho que el viaje del miércoles a Costa Rica sea mucho menos aterrador de lo que podría haber sido.
¿Qué queda por hacer? Los estadounidenses se dirigen a Costa Rica sabiendo que ni siquiera tienen que ganar para clasificarse para el Mundial. El mero hecho de evitar una derrota abultada -una derrota por seis goles o más- asegurará a los estadounidenses una de las plazas de clasificación automática de su región, Norteamérica, Centroamérica y el Caribe.