Los capos de las pandillas de El Salvador y sus seguidores se enfrentarán a penas de prisión de entre 20 y 45 años en virtud de las reformas penales aprobadas por el Congreso el miércoles tras los 89 asesinatos registrados, presuntamente a manos de grupos como la MS-13, durante el fin de semana.

La administración del presidente Nayib Bukele invocó el domingo poderes de emergencia para suspender o restringir temporalmente algunas protecciones constitucionales, como la libertad de reunión, después de 62 asesinatos sólo el sábado. Expertos en seguridad y derechos humanos dijeron que era el mayor número de asesinatos en un día en lo que va del siglo.

En una acción de seguimiento, los miembros de su partido gobernante impulsaron aumentos sustanciales de las penas de prisión. Los jefes de las bandas condenados serán ahora condenados a entre 40 y 45 años de cárcel, frente a los seis o nueve años anteriores, mientras que otros miembros de las bandas serán condenados a entre 20 y 30 años, frente a los tres o cinco años anteriores.

“Estas reformas pretenden imponer duras penas a estos terroristas que se creen por encima de la autoridad y juegan con la vida de los salvadoreños”, dijo a la prensa el ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro.