Últimamente, los tratamientos antienvejecimiento caseros están de moda.

Por ejemplo, los Frownies Patches, un parche que previene las arrugas de la frente y de la cara. O la cinta adhesiva facial, que mantiene la piel tensa para conseguir un lifting instantáneo.

Y ahora, incluso hay avances tecnológicos con productos como NuFace, un dispositivo que utiliza tecnología de microcorrientes para ayudar a levantar y tonificar el rostro.

El objetivo de todos estos productos es crear ese aspecto de Botox en minutos, evitando el precio y la incomodidad del Botox o de los estiramientos faciales quirúrgicos.

“Estas opciones se están haciendo tan populares porque son asequibles, fáciles y cómodas si sólo se quiere tener un buen aspecto para un evento especial, y/o simplemente no se tiene ganas de ir a la consulta del médico”, explica la Dra. Michele Green, dermatóloga del Hospital Lenox Hill.

“A algunos les permite ver lo que un determinado procedimiento puede hacer por ellos sin alterar su rostro”. Puede que estos productos sean más baratos que el Botox, pero ¿Cuál es el precio real que se paga?

A algunos expertos les preocupa que estas tendencias estén perpetuando una norma sexista centenaria para las mujeres: que deben luchar constantemente por la juventud para ser “bellas”.