Los gustos de lujo pueden manifestarse de muchas formas: coches deportivos, relojes de lujo, obras de arte.
¿La forma más novedosa de ejercer el poder adquisitivo? Fresas de seis dólares y piñas de 50 dólares.
Según The Wall Street Journal, las frutas de lujo son la última y más extraña tendencia alimentaria que llega a la sección de productos.
Los proveedores de fruta de lujo utilizan nombres llamativos y tácticas de marketing para posicionar sus variedades como el último lujo de la cesta de la compra.
Los ejemplos incluyen: Las fresas Oishii, que según los productores ofrecen una experiencia de sabor “increíble”. Se venden a 6 dólares por unidad y se han comercializado como el Tesla de la fruta debido a su limitada oferta y gran demanda. Las piñas Pinkglow, llamadas así por su singular pulpa rosa. Se envían en una caja rosa y amarilla con una tarjeta, prometen no tener un sabor ácido y se venden a 50 dólares cada una. Las mandarinas Sumo Citrus, un cruce entre una mandarina y una naranja de ombligo de California, se identifican por un nudo en la cáscara que se asemeja al copete de un luchador de sumo. Cuestan unos 3 dólares la libra.
A pesar de los precios elevados, las tiendas dicen que los clientes se sienten atraídos por los artículos novedosos del supermercado desde los primeros días de la pandemia, y a las tiendas les encanta tener estos artículos porque demuestran que se preocupan por la frescura.