El primer ministro de las Islas Salomón se presentó ante el Parlamento para anunciar que su gobierno había firmado un amplio acuerdo de seguridad con China, insistiendo en que “no tendría un impacto negativo ni socavaría la paz y la armonía de nuestra región”.
Pero el primer ministro, Manasseh Sogavare, no explicó si era cierto un documento filtrado anteriormente que ofrecía apertura para la aplicación de la ley, las tropas y los buques de guerra chinos, y quizás incluso permitía instalar una base militar controlada por Pekín en el Pacífico.
El Sr. Sogavare ha sacudido su propia democracia al sugerir que quiere retrasar las elecciones del próximo año para reescribir la constitución y contar ahora con China para apoyarlo si estallan protestas. Al mismo tiempo, el líder chino, Xi Jinping, y su ejército tienen ahora un punto de apoyo en una cadena de islas que desempeñó un papel decisivo en la Segunda Guerra Mundial y que podría utilizarse para bloquear rutas marítimas vitales.
Para empezar, proporciona un amplio mandato para que China pueda intervenir cuando sus inversiones extranjeras se vean amenazadas, al tiempo que amplía su proyección de poder militar.
En un mundo en el que las inversiones chinas parecen estar en todas partes, muchas otras naciones podrían enfrentarse a una presión similar para permitir la entrada de las fuerzas de Pekín.