El movimiento de las neveras comunitarios se afianzó en Europa en la década de 2010 y se ha hecho cada vez más popular en Estados Unidos desde el comienzo de la pandemia del COVID-19.

Ha proporcionado una salida sencilla para que individuos y grupos marquen la diferencia en sus comunidades; es una forma de hacer mella en el hambre, una bolsa de comida a la vez.

El movimiento ha sacado a la luz necesidades que existían antes de la pandemia y las formas en las que se nos ha socializado la idea de ayudar a los demás.

“Aunque queremos que estos frigoríficos sirvan a los necesitados, queremos cambiar esa idea culturalmente. Es importante que nos alejemos de la idea de que toda acción está basada en la necesidad. Ofrecemos recursos sin que haya que hacer un control de acceso. La comida es un derecho humano. Y la gente se merece una buena comida”, dijo Eric Von Haynes, que trabajó con grupos de ayuda mutua en Chicago para crear The Love Fridge, que ahora cuenta con 30 locales en toda la ciudad.