La inteligencia artificial se está incorporando a una serie de productos de la empresa. Pero el cambio, por ahora, es sutil.

Hubo un tiempo en que Google ofrecía una visión maravillosa del futuro, con coches sin conductor, gafas de realidad aumentada, almacenamiento ilimitado de correos electrónicos y fotos, y textos predictivos para completar frases en curso.

El miércoles, en el inicio de su conferencia anual de desarrolladores, se mostró más modesto. El Google de 2022 es más pragmático y sensato, un poco más parecido a sus competidores de Microsoft, más centrados en los negocios.

Y eso, según todas las apariencias, es por diseño. La visión audaz sigue ahí, pero está lejos. Los ejecutivos que ahora dirigen Google están cada vez más centrados en sacar dinero de esos años de gasto en investigación y desarrollo.

La mayor apuesta de la empresa por la inteligencia artificial no significa, al menos por ahora, que la ciencia ficción cobre vida. Significa cambios más sutiles en los productos existentes.