Mientras usted trabajaba desde casa, los edificios de oficinas se hicieron más inteligentes.
Los edificios “inteligentes” son como teléfonos inteligentes gigantes, con varios sistemas (como aplicaciones) que se comunican entre sí bajo un único sistema operativo.
Las empresas de este sector recaudaron el año pasado unos 2,900 millones de dólares, según el WSJ, ya que los empresarios intentan convencer a los trabajadores de que vuelvan a la oficina.
Los edificios son caros de equipar, pero tienen grandes ventajas:
Medidas de seguridad: Las cámaras de reconocimiento facial abren las puertas y los ascensores, con lo que se reducen las superficies de contacto; los sensores inteligentes rastrean las partículas vinculadas a los virus y bombean aire fresco cuando los niveles son demasiado altos.
Ahorro de energía: Los sensores inteligentes ayudan a optimizar los sistemas de climatización, reduciendo los costes energéticos y las emisiones de carbono.
La pregunta más importante es si los edificios inteligentes conseguirán que los trabajadores vuelvan a la oficina.
Tal vez, pero probablemente no con la misma eficacia que otros incentivos, como por ejemplo, CoStar, una empresa inmobiliaria que sorteó el año pasado – sin mayor éxito- Teslas gratis, vacaciones y premios en efectivo a los trabajadores que volvieran a la oficina.