Un vuelo internacional aterrizó ayer en Indianápolis, y la carga no era humana, sino leche de fórmula para bebés, fueron 78,000 libras, o lo suficiente para llenar más de medio millón de biberones.
Es el primer cargamento de emergencia de una serie que enviarán los fabricantes europeos para ayudar a paliar la grave escasez que ha dejado vacías más del 21% de las estanterías con leche de fórmula para bebés.
Los cuellos de botella en el suministro relacionados con Covid desempeñaron un papel, pero un gran golpe a la disponibilidad se produjo cuando Abbott Laboratories retiró algunos productos y cerró una planta en Michigan después de que la FDA encontrara bacterias potencialmente mortales.
Esto ha dejado al descubierto una industria muy concentrada: Abbott y sólo otra empresa, Reckitt Benckiser, representan alrededor del 80% del mercado estadounidense. Y sólo la fábrica de Abbott cerrada en Michigan es responsable del 25% de todo el suministro.
Una de las causas principales: El gobierno ha consagrado efectivamente los monopolios de fórmulas para bebés a través de un programa llamado Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Bebés y Niños (WIC, por sus siglas en inglés), que proporciona alimentos para bebés a las familias de bajos ingresos. Una vez que una empresa firma un contrato WIC con un estado, se convierte en un monopolio, haciendo casi imposible que los competidores puedan vender.