Aunque Biden ha actuado como defensor de Ucrania de una manera que habría parecido extraordinaria hace tan sólo unos meses, su ayuda está bordeando una línea delicada.

Desde el comienzo de la guerra, el líder estadounidense ha enviado a Ucrania armas que han cambiado el curso de la guerra, como cohetes antitanque, misiles antiaéreos y aviones no tripulados, pero ha evitado dar pasos que pudieran provocar un choque frontal con Rusia.

Hasta ahora, la calibración de la ayuda estadounidense por parte de Biden ha funcionado. A pesar de los temores anteriores, la guerra no ha estallado en un enfrentamiento entre Washington y Moscú que podría provocar un ciclo de escalada entre las mayores potencias nucleares del mundo.

Ucrania quiere que EE.UU. envíe sistemas de cohetes de largo alcance como parte del paquete de ayuda de 40,000 millones de dólares, pero el Kremlin ha advertido que esa medida de Washington sería inaceptable y provocaría una escalada del conflicto.