El concepto de una semana laboral de cuatro días tiene décadas de antigüedad, pero las pruebas del mismo son algo recientes. Las últimas pruebas importantes tuvieron lugar en Islandia entre 2015 y 2019, e incluyeron a 2,500 empleados del sector público y privado (más del 1% de la población activa del país). Esos empleados cambiaron a una semana laboral de 35 o 36 horas sin ninguna reducción de salario y, según los investigadores, la prueba fue un “gran éxito.” La productividad en la mayoría de los centros de trabajo implicados mejoró o se mantuvo igual, según el estudio.
Hay otros ensayos en marcha en varios países, como España, Nueva Zelanda y Japón. Pero si usted es uno de los 92% de los empleados estadounidenses a los que les gusta la idea y no quiere esperar a los resultados de los ensayos, quizá quiera considerar la posibilidad de trasladarse a Francia, donde el límite de 35 horas semanales es la ley desde el año 2000.