Según Morales Salinas (experto en educación y comportamiento) se deben tomar medidas contra un comportamiento rebelde de nuestro hijo dependiendo si es leve o grave.
Al respecto dice: “si la conducta es leve, se podrá abordar desde la perspectiva del aprendizaje, usando herramientas como el castigo; pero si es más grave, llegando a poner en riesgo la integridad de los demás o de la del propio sujeto, lo mejor sería contactar con un especialista que nos apoye en el proceso, dada la complejidad de la situación”.
Acerca de los castigos, el experto dice que son necesarios, pero se debe saber hacerlos y no se pueden imponer de cualquier manera.
Distingue dos tipos de castigos: los negativos y los positivos:
Un castigo negativo será aquel donde se aplica un estímulo aversivo al sujeto: por ejemplo, golpearlo o gritarlo.
Según el experto: “desde una perspectiva educacional, siempre se debe entrenar a los padres para evitarlos y ofrecer otras herramientas para mejorar el trato con sus hijos ya que los efectos a largo plazo de este tipo de castigos son negativos”.
El castigo positivo: en este caso se retiran los estímulos que producen satisfacción al adolescente, por ejemplo: dejarlo sin móvil o sin consola de juegos por un tiempo.
Este tipo de castigos son los más apropiados, siempre y cuando se hagan con conciencia.
Recomendación: Para que un castigo sea efectivo debe cumplir las siguientes características:
• Debe ser cercano al momento en que se produce la conducta inadecuada
• El castigado debe tener claro el motivo del castigo y ser consciente de él.