Los trasplantes fecales pueden curar las enfermedades intestinales, pero encontrar las heces del donante adecuado es complicado. La solución, según algunos científicos, es almacenar las propias.

La posibilidad de trasplantar la caca de otra persona a tu colon puede sonar desagradable, y es comprensible. Sin embargo, las bacterias vivas de las heces han demostrado su utilidad en el tratamiento de enfermedades y dolencias del tracto digestivo.

Por eso los médicos llevan años transfiriendo heces de donantes sanos a pacientes enfermos -generalmente mediante colonoscopia, enema o píldora- para restablecer la salud intestinal.

El concepto es relativamente sencillo: Las bacterias buenas de las heces donadas colonizarán el intestino del paciente si el microbioma del receptor está desequilibrado y competirán con cualquier bacteria que cause problemas.