La principal responsabilidad de los padres es cuidar de sus hijos. Pero algunas veces los padres exageran cubriendo o abrigando a sus bebés y esto en lugar de beneficiarlos puede ser negativo.

Cuando hace mucho frío, los padres se aseguran de abrigar a sus hijos para prevenir enfermedades como tos, gripa o alguna enfermedad en sus vías respiratorias; para eso, utilizan mucha ropa y cobijas.

Según la Mayo Clinic, uno de los factores que pone en riesgo a los bebés, es el calor excesivo que se causa por la gran cantidad de prendas que le colocan al bebé, especialmente al momento de dormir. No estamos diciendo que no lo abrigues, ya que, si un bebé está en un ambiente con temperatura menor a los 20 grados, debe de ser cubierto, por ejemplo, con un pañal, mameluco, suéter, frazada y saco de dormir.

Según el Departamento de Salud australiano, podemos saber si el bebé está en excelente temperatura revisando su espalda y estómago; esas partes deben de sentirse calientes, pero no exageradamente.

Cuando haya temperaturas bajas, pero te encuentras dentro de la casa donde se mantiene el ambiente cálido, no deberías de cubrirlo tanto para que el bebé no sufra de bochornos o sienta mucho calor, llegando a sentirse incómodo.

Cuando se sale a exteriores, debe cubrirse la cabeza del bebé con un gorro, pero en interiores esa medida no es necesaria si la temperatura es más cálida.