En Japón, el karaoke es una forma de vida. Está vivo en los cientos de miles de cajas de karaoke de habitaciones privadas, donde las panderetas y los micrófonos brillantes alimentan noches aparentemente interminables. Es una de las principales atracciones de los sunakku (bares de copas), donde los desconocidos se aprenden los nombres de los demás gracias a la magia de la máquina de karaoke.
Pero este año es diferente. En un mundo en el que los bares de karaoke han enmudecido, los de Japón reabrieron en mayo.
En una época de distanciamiento social, aún queda mucho camino por recorrer antes de que los amigos se reúnan abiertamente para desahogarse con el karaoke.