Una razón más mundana está atrayendo a los suizos a Francia este verano.
Dada la subida del precio del combustible, cada vez son más los ginebrinos que cruzan la frontera francesa para tanquear.
El fenómeno ha sido descrito como “turismo de surtidor”, superando el “turismo de compras” que durante mucho tiempo ha visto a los ginebrinos comprar productos más baratos en las ciudades fronterizas.
Un litro de combustible en Ginebra cuesta ahora unos 220 francos (2.30 euros) frente a 1.80 euros en la región de la Alta Saboya, por lo que -combinado con un tipo de cambio favorable- el largo viaje vale la pena para algunos.