Serena Williams pospuso su retirada al menos un par de días más. Se sacudió los nervios para tomar el control de su partido de primera ronda del US Open contra Danka Kovinic ante un público eléctrico y lleno de estrellas en el estadio Arthur Ashe.

Williams se puso unas zapatillas con incrustaciones de diamantes y un vestido brillante con una falda que originalmente tenía una capa de tela para cada uno de sus seis títulos del US Open.

Las redes sociales no se cansaron de ver a su hija, Olympia, que llevaba un vestido a juego y cuentas blancas en el pelo, un homenaje al icónico peinado de su madre cuando ganó su primer US Open en 1999.