Francia se esfuerza por empujar a los conductores urbanos a abandonar el coche y optar por formas de transporte más pequeñas y respetuosas con el medio ambiente, como las bicicletas eléctricas.
El incentivo completo de casi 4,000 dólares se concede a las personas con menores ingresos que viven en zonas urbanas y este se reduce a medida que aumenta el nivel de ingresos.
Europa también ha tomado la delantera en los incentivos patrocinados por los gobiernos para que los viajeros se pasen a los vehículos de dos ruedas.