En España, el calor abrasador ha amenazado la tradición de pasar las horas frescas de la tarde charlando con amigos y vecinos.
Pero en Sevilla, la lucha contra el calor no es nueva. Su “política de sombra” -calles cubiertas con grandes toldos- se ha extendido a paradas de taxi, colegios, parques infantiles y entradas de hospitales.
La ciudad está instalando fuentes públicas, plantando 5,000 árboles al año y cambiando a materiales de construcción que reflejan el calor.
Un proyecto piloto de varios millones de euros, CartujaQanat, pretende reducir la temperatura media, utilizando la antigua tecnología persa de los “qanat”.
Estos canales subterráneos transportan el agua a través de una gran zona, con pozos verticales que llevan el aire fresco del subsuelo a la superficie.
Los bancos conectados crearán superficies para que la gente se siente y se recupere del calor extremo.