Cuando nace un bebé también nace una mamá. Y aunque convertirse en mamá no es una tarea inmediata, este cambio comienza durante el embarazo. Aparecen preguntas como ¿cómo será mi bebé? ¿estará sano? ¿podré ser una buena madre? Y muchos interrogantes más.
Después viene la segunda etapa que empieza cuando el bebé nace, y también nacen nuevas preguntas como ¿sabré qué necesita mi bebé cuando llora? ¿seré capaz de criarlo y educarlo como una persona de bien?
Tus actuaciones cambian ya que el bebé determinará qué te produce miedo, tus valores, sentimientos y emociones.
Además, entran en juego tu propia historia como hija y como fuiste criada por tu madre; allí analizarás que te gustaría replicar y qué no repetirías con tu hijo. Todo esto demanda un gran esfuerzo mental y emocional.
La relación de pareja cambia ya que tendrás que dividir tu atención; los amigos van cambiando ya que empezarás a relacionarte con personas que también tengan hijos y te puedan comprender mejor. Notarás que tu intuición aumenta y el trato con el bebé algunas veces se rige por tus instintos maternales.
Ante la sociedad también serás una nueva persona, y no tendrás la libertad total en tus elecciones y acciones, porque cualquier cosa que hagas afectará positiva o negativamente a tu bebé.