El término fantasía sexual que fue utilizado por Sigmund Freud (fundador del psicoanálisis), proviene de la palabra alemana phantasie y la definió como una representación imaginaria de deseos conscientes e inconscientes que surgen de ideas e imágenes que recreamos en la mente provocando emociones, excitación y placer.
Además, Freud catalogaba las fantasías sexuales como un síntoma de traumas infantiles olvidados y las consideraba como una manifestación de enfermedad mental.
Un siglo después, en 1948, Kinsey publicó un polémico informe donde se aceptan las fantasías como algo más frecuente en los hombres que en las mujeres.
Un estudio realizado por el Instituto Mexicano de Sexología mostró que las mujeres por lo general tienen fantasías donde imaginan momentos en los que son besadas y acariciadas amorosamente, mientras que los hombres fantasean más con la ropa o con diferentes formas de penetración, ya que ellos responden más a los estímulos visuales y explícitos.
Algunos datos curiosos sobre las fantasías sexuales son:
• La Universidad de Vermont demostró en un estudio que el 80 % de las mujeres fantasean cuando tienen sexo y el 90 % lo hace cuando se masturba.
• La fantasía sexual masculina más recurrente es hacer un trío con 2 mujeres. Sin embargo, cuando hacen realidad su fantasía, el 30 % de esos hombres salen lastimados emocionalmente porque no resisten la imagen de su mujer penetrada por otro hombre o estimulada por otra mujer.
• Las fantasías proporcionan placer porque la mente las idealiza y las permite, mientras que en la práctica serían muy difíciles de concretar.
• Mejoran el vínculo de pareja.