Después de que la libra se desplomara hasta un mínimo histórico frente al dólar, el banco central de Inglaterra intentó calmar a los inversores diciendo que “no dudaría” en seguir subiendo los tipos de interés para frenar la inflación.
El caos del mercado se debe a un nuevo plan de recorte de impuestos publicado por el gobierno británico, que los críticos han calificado de “imprudente”.
Incluso los funcionarios estadounidenses están dando la voz de alarma: el presidente de la Fed de Atlanta dijo ayer que el plan británico aumenta la incertidumbre económica y las posibilidades de una recesión mundial.