Los precios siguieron subiendo a un ritmo brutalmente rápido en septiembre, con un índice de inflación clave que aumentó al ritmo más rápido en 40 años, una mala noticia para la Reserva Federal en su lucha por volver a controlar el coste de la vida.

La inflación general subió un 8.2% en el año hasta septiembre, según el último informe del Índice de Precios al Consumo, una ligera moderación respecto a agosto, pero más de lo que esperaban los economistas.

Y lo que es más preocupante, las tendencias de la inflación subyacente van en la dirección equivocada. Tras excluir el combustible y los alimentos -que son volátiles y se eliminan para tener una mejor idea de la trayectoria-, los precios subieron un 6.6% en el año hasta septiembre. Se trata del ritmo más rápido desde 1982.