La actriz mexicana Kate del Castillo cumplió 50 años de edad. Como actriz, ha destacado por su papel de Teresa Mendoza en La Reina del Sur (2011-2019), entre decenas de series televisivas y más de 30 películas desde 1980 a la fecha.

Pero en la vida personal, su fuerte carácter la ha llevado a cruzar líneas que significan tomar riesgos que la mayoría de los famosos no estarían dispuestos a traspasar.

Kate ha aprovechado su fama para hacerse escuchar, por lo que en 2009 fue nombrada embajadora de la Comisión Mexicana de Derechos humanos y ha participado en campañas contra la trata de personas, entre otras causas.

En 2001 se casó por primera vez con el futbolista y exintegrante de la selección mexicana Luis García; sin embargo, se divorciaron tres años después en medio de un escándalo por la violencia que la actriz vivió durante su matrimonio.

“Yo pensé que tenía una autoestima fuerte, era actriz, vivía feliz con mis padres y de repente, él me destrozó en todas las maneras posibles, incluso en mi trabajo me decía que tenía que tomar clases de actuación, que era una pésima actriz, que fuera la escuela”, reseñó Del Castillo a Los Ángeles Times.

En 2009 durante una ceremonia en Las Vegas contrajo nupcias con el actor y empresario Aarón Díaz. En ese entonces fue criticada por la diferencia de edad que guarda con Díaz, pues ella es mayor que él por 10 años. Se divorciaron en 2011, también entre varias especulaciones de celos por parte de Díaz.

Durante el gobierno del presidente Enrique Peña, la actriz fue expuesta a los medios por haber incitado al narcotraficante más buscado del país, Joaquín “El Chapo” Guzmán, a “traficar con el bien”. En 2016 luego de la recaptura de “El Chapo”, el actor estadounidense Sean Penn publicó una fotografía donde aparecen él y Kate junto al criminal, acción que el gobierno condenó, por lo que fue llamada a declarar e incluso fue investigada para descartar una asociación entre ambos. Durante este tiempo a ella se le fue negado el acceso a México.

También hizo una acusación contra Televisa por hacer eventos en los que sexualizaban a las actrices, y eran convocadas para “entretener” a varios inversores.