Las instituciones financieras estadounidenses informaron de casi 1,200 millones de dólares en probables pagos relacionados con el ransomware el año pasado, en su mayoría en respuesta a brechas originadas por grupos criminales rusos, según el Departamento del Tesoro.
Los pagos se duplicaron con creces a partir de 2020, lo que pone de manifiesto el pernicioso daño que el ransomware sigue causando en el sector privado.
La Red de Ejecución de Crímenes Financieros, o FinCEN, dijo que su análisis “indica que el ransomware sigue siendo una amenaza significativa para los sectores de infraestructura crítica de Estados Unidos, las empresas y el público.”