Según sus padres, Ayla Bashir es “un milagro”.
La niña de 15 meses, habladora y sonriente, es también una pionera: la primera persona que ha empezado a recibir tratamiento médico para su trastorno genético antes de nacer.
Pero los ensayos clínicos con fetos plantean muchas cuestiones éticas. ¿Cómo debemos probar los tratamientos en fetos vulnerables que no pueden dar su consentimiento? ¿Y qué significa esto para la persona embarazada?