Cynthia y John Grano, propietarios de una explotación ganadera en el condado de Culpeper (Virginia), empezaron a notar que algunas de sus vacas actuaban de forma “distante”, cuando su veterinario les advirtió que una enfermedad transmitida por un parásito se estaba extendiendo rápidamente en la zona.
Tras la muerte de una tercera vaca, los Granos decidieron analizar su sangre. El resultado fue positivo para la enfermedad: teileria. Y como no había tratamiento, las vacas seguían muriendo.
Los ganaderos de todo Estados Unidos se enfrentan a esta nueva y desconocida enfermedad sin mucha información. Los investigadores aún no saben cómo se desarrollará la teileria, incluso mientras se extiende rápidamente hacia el oeste del país.
Si los estados no consiguen controlar la enfermedad, las pérdidas de producción a nivel nacional debidas a las vacas enfermas podrían perjudicar a todo el sector.