Casi todas las mamás hemos pasado por momentos de desesperación cuando nuestro hijo pequeño hace un berrinche o se niega a cumplir algún deber como: comer, irse a dormir, etc.
En momentos así, nos sentimos tentadas a llevar a nuestro hijo donde alguien más para poder alejarnos un poco y tener un respiro. En esos momentos es posible que sintamos culpabilidad porque no nos sentimos como madres perfectas, pero todas sabemos que nadie lo es y por lo tanto no vale la pena atormentarnos por ese asunto.
Si te sientes muy intranquila y hasta con ganas de salir corriendo, aquí te damos algunos consejos para recuperar el control:
- HABLA: Si sientes que necesitas más ayuda y apoyo, debes conversarlo con tu pareja o con tu familia.
- CRÍTICAS: No permitas que las críticas te afecten. Tal vez no eres una madre perfecta, pero nadie sabe mejor que tú cómo educar a tu hijo.
- ESTRÉS: Si durante el día tuviste varios inconvenientes y te sientes muy estresada, evita desquitarte con tu hijo.
- SIN GRITOS: No regañes ni grites a tu hijo. Es mejor hablarle en tono calmado y explicarle claramente cómo te sientes cuando él actúa de esa forma. El podrá entender, aunque sea muy pequeño.
- REGLAS: Debes establecer reglas claras y sencillas. Por ejemplo: si el niño deja la ropa sucia tirada por toda la habitación, debes asignar un cesto para la ropa sucia y cuando él la deposite allí y sea ordenado lo felicitas.
- NO CEDAS SIEMPRE: No permitas que te manipule con el llanto o con cualquier tipo de berrinche para que le des lo que él desea. No puedes acceder a todas sus peticiones y también tienes que ser coherente al marcar límites.
- DIVERSIÓN: Destina tiempo para hacer cosas que te gusten: sal a divertirte con tu pareja, con tus amigas, ve al cine, a un restaurante. Debes salir y despejar tu mente porque ser madre es una labor de tiempo completo y tienes que aprender a organizarte y relajarte.