Desde que la victoria de Argentina en el Mundial convirtió Buenos Aires en una gran fiesta callejera, los tatuadores se han puesto manos a la obra para tatuar la imagen de Lionel Messi en los cuerpos de los aficionados que rinden tributo al hombre que ha llegado a rivalizar con la leyenda del otro dios del fútbol del país, Diego Maradona.

En Argentina, donde el fútbol genera algo parecido a un fervor religioso, millones de hombres y mujeres salieron a las calles para dar bienvenida de héroe a la selección nacional, que recorrió la capital en autobús tras regresar de Qatar.

Tras una noche de juerga, muchos acudieron a los salones de tatuaje de la ciudad para encargar diseños con la imagen de Messi, la estrella del equipo que llevó a Argentina a ganar su tercer Mundial.