Como es de costumbre a las 12 de la noche del 31 de diciembre, en muchas partes del mundo se comerán 12 uvas al escuchar las campanas que anuncian el Año Nuevo, con el fin de pedir los deseos que quieren lograr en el año 2019.
El origen de las 12 uvas tiene varias teorías, que nos llevan a España en el siglo XIX.
Con la conquista de los españoles en el continente americano, la tradición se esparció por varios países de habla hispana como Argentina, Colombia, Chile, Ecuador, México y Venezuela entre otros.
Uvas de la buena suerte
En el año 1909, unos agricultores del Valle del Vinalopó, tuvieron una excelente cosecha de esta fruta y aprovecharon para venderlas en el mercado como “uvas de la suerte”.
La protestante
Otros creen que esta tradición surgió como una reacción a la prohibición de realizar actividades ruidosas de los madrileños en Navidad. Los habitantes salieron a comer uvas como protesta el 31 de diciembre.
La tradicional
En la mesa se colocan enfrente de cada comensal 12 uvas que representan los meses del año y deben comerse con cada campanada del reloj que anuncia la llegada del Año Nuevo.