Hasta ahora, el principal método para proteger a las comunidades de los rayos ha sido el uso de pararrayos. Este método se creó en el siglo XVIII y, aunque protege algunos edificios, no es ni mucho menos la solución perfecta para proteger zonas más extensas.

Los científicos han desarrollado un dispositivo láser, ligeramente más grande que un coche, capaz de producir hasta mil pulsos por segundo. Estos impulsos crean pararrayos virtuales que interceptan con éxito los destellos y redirigen sus corrientes. Todas las pruebas previas de esta tecnología se llevaron a cabo en un laboratorio antes de ser probada con éxito sobre el terreno en los Alpes suizos en el verano de 2021.