En 2010, a Edward McCann le diagnosticaron leucemia y acabó sometiéndose a quimioterapia, y recurrió al cannabis para aliviar algunos de los efectos secundarios más desagradables que conllevaba ese tratamiento en particular.
Sin embargo, su relación con las drogas no terminó ahí, ya que Edward se convirtió en el fabricante de drogas autóctonas de Hampshire.
Según The Times, el empresario empezó a cultivar su propio cannabis, al principio a pequeña escala, antes de ampliar sus operaciones hasta requerir el uso de una “fábrica de cannabis a escala industrial” escondida en una remota granja de Gales.
La policía calcula que McCann obtuvo unos beneficios de 4,3 millones de libras con la venta de cannabis, y que parte de ese dinero se destinó a las tasas universitarias de su hija Samantha.
A diferencia de Walter White, que pasó gran parte de Breaking Bad tratando de mantener su vida como el mayor cocinero de metanfetamina del mundo en secreto para su familia, McCann hizo de su imperio del cannabis un negocio familiar.
Eso significa que su mujer y su hijo también han sido condenados junto a él: su esposa Linda ayudó a montar la fábrica de cannabis en Gales y su hijo Daniel participó en el cultivo de la droga de clase B.
El mes pasado, Edward fue condenado a siete años y siete meses entre rejas, su esposa a seis años y siete meses y su hijo Daniel a ocho años y seis meses.