La piel normal tiene una capa protectora de grasa y un equilibrio de bacterias “buenas” que ayudan a proteger la piel de la sequedad y los gérmenes. Si la limpias con demasiada frecuencia, sobre todo con jabones fuertes y mucha exfoliación, puedes eliminar esta capa, lo que provoca sequedad, irritación y picor en la piel. Esto puede provocar grietas en la piel que permitan el paso de gérmenes y alérgenos, lo que provoca infecciones cutáneas o reacciones alérgicas.
Además, el sistema inmunitario de tu cuerpo necesita cierta estimulación de los gérmenes, incluidos los que viven en tu piel. Si los eliminas demasiado rápido, tu cuerpo no tiene la oportunidad de producir los anticuerpos que le protegen contra ellos.
Los jabones antibacterianos pueden agravar esta situación al eliminar la protección bacteriana natural contra los gérmenes más infecciosos de la piel, que son más difíciles de tratar. Esto puede suponer una diferencia aún mayor en los niños a medida que su cuerpo se desarrolla. Por eso, algunos pediatras y dermatólogos recomiendan no bañar a los niños todos los días.
Y tú, ¿Cada cuánto te bañas?