Las propinas ya no son sólo una cuestión socioeconómica y ética sobre el sustento de los trabajadores de los servicios.
También se ha convertido en un problema tecnológico que se está descontrolando rápidamente gracias a la proliferación de productos de pago digitales de empresas como Square y Toast. Dado que las aplicaciones de pago y las pantallas táctiles facilitan a los comerciantes la fijación previa de las propinas, muchos negocios que normalmente no las pedían ahora sí lo hacen.
Y muchos consumidores se sienten presionados a hacerlo o no se dan cuenta de los cargos. Este fenómeno -conocido como “propina por culpa”- se agravó en los últimos años, cuando los profesionales más privilegiados pagaron un extra para ayudar a los trabajadores esenciales a capear la pandemia. Pero incluso cuando los negocios han vuelto un poco a la normalidad, las peticiones de propinas se han mantenido firmes.