La sífilis es una infección bacteriana que suele propagarse por contacto sexual.
Sin tratamiento, la infección progresa a través de una serie de etapas. Puede permanecer latente en el organismo durante años o incluso décadas, y volver con fuerza en sus últimas fases para atacar el cerebro, los nervios, los ojos y otros órganos. Puede provocar sordera, ceguera o la muerte.
Un tratamiento a tiempo -al menos 30 días antes del parto- reduce en un 98% el riesgo de que la infección pase de la madre al bebé, y la sífilis se trata con penicilina, uno de los antibióticos más antiguos y baratos del mundo.
Sin embargo, cada vez hay más personas que no se someten a las pruebas ni reciben tratamiento a tiempo para detener la transmisión de la madre al bebé.
En la última década, “se ha producido un aumento del 700% en los casos de sífilis congénita en Estados Unidos”, afirma el Dr. Robert McDonald, de la División de Prevención, Vigilancia y Gestión de Datos de ETS de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.