El adulterio es como un huracán. Cuando toca tierra, usted y todos los que se encuentran en su camino son lanzados en muchas direcciones diferentes. De manera similar, el descubrimiento de una aventura afecta a todos en su familia, pero hay cosas que puede hacer para reducir la probabilidad de lesiones permanentes.

El adulterio no es un crimen sin víctimas. Muchas personas que tienen una aventura se convencen a sí mismas de que si se descubre su relación ilícita, la única otra persona perjudicada será su pareja.

El adulterio es un problema matrimonial que afecta a los hijos. Cuando los padres están en crisis, sus hijos también están en crisis. Cuando una casa se quema, los niños junto con los adultos se quedan sin hogar. Lo mismo ocurre cuando la infidelidad asola a una familia. Los niños sienten y experimentan confusión, miedo, incertidumbre e ira. Las lágrimas, el retraimiento, las acusaciones, la distracción, las peleas de los adultos afectan a todos en la familia y en particular a los niños que por naturaleza son muy sensibles y dependen de sus padres para su estabilidad y seguridad física y emocional.

Cuando el adulterio conduce al divorcio, todos reciben un golpe. [Solo considerar la opción del divorcio es suficiente para causar un dolor emocional que no se olvida]. Piense en una familia como pasajeros en un barco. Si el barco se hunde, todos se ahogan. Usando esta analogía de un bote que se hunde y llevándola un paso más allá, los adultos generalmente saben nadar y tienen más resistencia que los niños que pueden o no saber nadar, pero carecen de fuerza. Lo mismo ocurre con un divorcio. La mayoría de los adultos son capaces de manejar la ruptura de su matrimonio o de una relación comprometida y seguir adelante aunque sea difícil y doloroso. La investigación muestra que a menudo este no es el caso de los niños. Los niños de hogares divorciados corren un mayor riesgo de sufrir lesiones o fracasos académicos, sociales y emocionales.