Las estadísticas policiales muestran que nueve de cada diez secuestros ocurridos en São Paulo el año pasado se produjeron después de concertar una cita a través de Tinder y aplicaciones similares.

El temor a lo que se ha dado en llamar “robos de Tinder” ha llevado a miles de brasileños que utilizan aplicaciones de citas a idear sus propias medidas de seguridad.

El aumento de las estafas ha coincidido con la adopción generalizada de dos formas de tecnología: las aplicaciones de citas y el pago por móvil.

Los delincuentes utilizan perfiles falsos de aplicaciones de citas para atraer con facilidad a objetivos desprevenidos a un lugar privado, y luego se llevan su dinero utilizando el PIX, un método de pago QR instantáneo utilizado por el 67% de los brasileños.