Walgreens se ha convertido en los últimos días en el centro de una tormenta política y de consumidores, tras anunciar que no dispensará la píldora abortiva en 21 estados en los que los fiscales generales republicanos han amenazado con emprender acciones legales contra las farmacias que intenten distribuir el medicamento.
La empresa confirmó a finales de la semana pasada que no distribuiría mifepristona, la primera píldora de un régimen de aborto con dos fármacos, semanas después de que ella y otras grandes cadenas de farmacias recibieran cartas firmadas por esos fiscales generales.
El gobernador Gavin Newsom, de California, dijo en Twitter que su estado “no hará negocios” con Walgreens “ni con ninguna empresa que se acobarde ante los extremistas y ponga en peligro la vida de las mujeres”.