La historia de esta superstición se remonta a los antiguos celtas, quienes creían que los árboles eran sagrados y que sus espíritus podían traer buena suerte. Cuando los cristianos llegaron a Europa, incorporaron esta creencia y comenzaron a tocar madera en forma de cruz para atraer la bendición divina.
Con el tiempo, la costumbre se extendió a otras culturas y se convirtió en un gesto común de buena suerte. ¡Incluso hay una frase en inglés que se refiere a esto! “Knock on wood” se dice cuando alguien quiere asegurarse de que algo bueno continúe o para evitar la mala suerte.
Pero, ¿funciona realmente tocar madera? ¡Quién sabe! Quizás sea solo una forma de tranquilizarnos y tener algo en que confiar. Tal vez sea una forma de conectarnos con nuestros antepasados y sus creencias. O quizás, solo quizás, haya un árbol mágico por ahí en algún lugar que realmente pueda conceder nuestros deseos.