Uruguay ostenta el PIB per cápita más alto de América Latina y los índices de pobreza más bajos, y ocupa el primer puesto de América (y el 11º del mundo) en el Índice de Democracia 2022 de The Economist Intelligence Unit.
La educación gratuita y universal, la sanidad pública, unos sindicatos fuertes y un sólido sistema de seguridad social han creado un equilibrio social que refleja la ética uruguaya de que nadie vale más que nadie, y cuenta con la mayor clase media de América: más del 60% de la población.
Sin embargo, existen disparidades, como el elevado coste de la vida. Los inmigrantes de toda América Latina que se trasladan a Uruguay por su relativa tranquilidad descubren que muchos productos básicos son más caros en Uruguay que en la vecina Argentina y que el coste de la vivienda puede acercarse al 50% del salario mínimo mensual.
Sin embargo, mientras las protestas hierven a fuego lento en Perú, los emigrantes llenan las ciudades fronterizas de México, los políticos siembran divisiones en Estados Unidos y la inflación se dispara en Argentina, aumenta el interés por saber cómo funciona Uruguay bajo lo que es “como la regla de Ricitos de Oro: ni demasiado calor, ni demasiado frío”.