Tras la Gran Recesión, los holandeses tenían un sólido control del mercado mundial de la cerveza, impulsados por Heineken, el peso pesado del lúpulo holandés. Pero en menos de una década, los Países Bajos -de hecho, todo el corazón del lúpulo de Europa- serían aplastados sin contemplaciones por un advenedizo del Nuevo Mundo: México.

En la actualidad, México envía más del doble de cerveza que cualquier otro país y representa por sí solo el 30% de todo el mercado mundial de exportación de cerveza, según el proveedor de estadísticas comerciales Trade Data Monitor, con sede en Ginebra.

México supera con creces a los Países Bajos (14%), Bélgica (13%) e incluso a la progenitora de la Oktoberfest, Alemania (9%).

Estados Unidos es el mayor importador de cerveza del mundo, con casi 2 de cada 5 dólares transfronterizos. Cerca del 80% de ese dinero se destina a México. A principios de los años noventa, la proporción era de un mísero 17%.

Para México, Estados Unidos se ha convertido en el único mercado importante. En un periodo reciente de 12 meses, el 97% de las exportaciones mexicanas de cerveza cruzaron la frontera hacia el norte.