Los niños son seres sensibles y perceptivos que están constantemente aprendiendo y absorbiendo información de su entorno, especialmente de sus padres. Aunque parezca que las acciones cotidianas pueden pasar desapercibidas, hay detalles que los niños siempre recuerdan de sus padres.

Uno de los detalles más importantes es el tiempo de calidad que los padres pasan con sus hijos. No se trata solo de estar presente físicamente, sino de estar presente emocionalmente, escucharlos, entenderlos y responder a sus necesidades. Los niños aprecian cuando sus padres les dedican tiempo exclusivo y les brindan atención y cariño.

Otro detalle que los niños recuerdan de sus padres es cómo los tratan en situaciones de estrés o conflicto. Si los padres pueden manejar las situaciones difíciles de manera calmada y comprensiva, los niños aprenderán a hacer lo mismo. Por el contrario, si los padres pierden el control y se comportan de manera agresiva o impulsiva, los niños pueden desarrollar problemas de comportamiento.

Además, los niños recuerdan cómo sus padres les hablan y les tratan en su día a día. Si los padres son respetuosos, amables y empáticos, los niños aprenderán a serlo también. Si los padres son críticos, negativos o despectivos, los niños pueden sentirse inseguros y desarrollar baja autoestima.