Cuando uno está estresado física o emocionalmente, el cuerpo entra en modo de lucha o huida. El cortisol recorre todo el organismo y le indica que libere glucosa. La glucosa, a su vez, proporciona energía a los músculos para que estén mejor preparados para luchar contra una amenaza o huir.
Si realmente tuvieras que luchar contra un depredador o huir de él, tus niveles de cortisol volverían a descender una vez finalizado el conflicto. Sin embargo, cuando estás crónicamente estresado, esos niveles se mantienen elevados.
Permanecer en ese estado exacerbado no es bueno, ya que los altos niveles de cortisol pueden agravar problemas de salud como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y los problemas gastrointestinales crónicos.
Cómo aliviar el estrés
Por suerte, hay muchas formas de combatir el estrés. Mantenga una rutina diaria, duerma lo suficiente, coma alimentos sanos y limite su tiempo siguiendo las noticias o participando en las redes sociales, recomienda la Organización Mundial de la Salud. También ayuda estar conectado con los demás y emplear prácticas calmantes como la meditación y la respiración profunda. Pero una de las herramientas más eficaces es la actividad física.