Los árboles empiezan a balancearse, el cielo se oscurece y, de repente, lo oyes: el sonido lejano de un trueno. Es la señal de que se avecina un peligro potencial. De hecho, según el Servicio Meteorológico Nacional, es probable que esté a menos de 16 km de ti.
No ignore ese sonido, porque donde hay un trueno hay un relámpago, y un relámpago puede matar o mutilar de la forma menos esperada. Por ejemplo, cuando se está duchando, lavando en la bañera o incluso fregando los platos.
Dado que los rayos pueden atravesar las tuberías, “es mejor evitar el agua durante una tormenta. No te duches, no te bañes, no laves los platos ni te laves las manos”, señalan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.