Decenas de miles de manifestantes peruanos salieron ayer a las calles para exigir elecciones anticipadas y la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, meses después de que más de 60 personas murieran en movilizaciones similares.

En esta ocasión, las protestas fueron convocadas y coordinadas por trabajadores y sindicatos mineros, que han amenazado con un paro laboral para ejercer presión. La minería es uno de los principales contribuyentes a la economía de Perú, segundo productor mundial de cobre.

Los defensores de los derechos humanos dijeron que estaban vigilando la violencia después de que Boluarte dijera que cualquier protesta sería tomada como una “amenaza a la democracia” y los miembros del gabinete advirtieran que la policía “haría uso legítimo de la fuerza”.

Las protestas se extendieron por todo el país y en su mayoría se mantuvieron pacíficas, aunque algunos manifestantes resultaron heridos en Lima, donde la policía utilizó gases lacrimógenos en incidentes aislados.