Cuando la consejera escolar Tulani Pierce empezó a notar problemas de salud mental en algunos alumnos el año pasado, se le ocurrió una idea: prohibir los móviles en clase.
Cinco meses después de que se prohibiera a los alumnos de la escuela secundaria de Chatelech, en la costa Sunshine de la Columbia Británica, utilizar el móvil sin permiso, los resultados son prometedores.
“Hemos observado una mejora de la salud mental, una disminución del acoso escolar, una mayor participación en clase, más interacción social, los niños vuelven a jugar en lugar de estar pendientes de sus teléfonos y un aumento del éxito académico”, afirma.
La política de la escuela exige que todos los teléfonos móviles y dispositivos electrónicos estén apagados durante las horas de clase.