A muchas personas les cuesta aceptar la idea de hacer ejercicio con regularidad, aunque saben que es bueno para su salud física y mental. Sin embargo, comprometerse con una rutina de ejercicios no implica necesariamente ir al gimnasio o correr por el barrio.
La jardinería es un magnífico ejemplo de afición popular accesible y que también puede utilizarse como ejercicio.
Trabajar en el jardín o el patio es una fuente de actividad física de moderada a intensa en los adultos jóvenes, y de baja a moderada en los mayores, según demuestran las investigaciones.
La jardinería comunitaria, que está proliferando en comunidades y escuelas, aporta beneficios sociales que pueden aliviar el estrés y ayudar a combatir el aislamiento e incluso la demencia, según algunos estudios.
La jardinería ejercita los principales grupos musculares, como brazos, piernas, hombros, espalda y abdomen. La actividad también mejora la movilidad, ayuda a aumentar la resistencia y es un ejercicio comparable a caminar o hacer pilates.
Además, cavar, plantar, segar, rastrillar y escardar quema calorías. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., una persona de 154 libras quema una media de 330 calorías por hora trabajando en el jardín.